Si hubo alguna duda sobre si 1970 realmente marcó el fin del movimiento de paz y amor de la década de 1960, la prueba estaba en el álbum debut homónimo de ese año de Black Sabbath. Liderada por el líder Ozzy Ozbourne, la llegada de la banda marcó el ascenso de una versión nueva, más oscura y más ruidosa del rock ‘n’ roll: el heavy metal. El metal que golpea la cabeza —y bandas como Metallica que vendrían a definirlo— continuarían haciendo lo que la música rock había estado haciendo desde los años 50: cautivar a los niños rebeldes y aterrorizar a sus padres. Pero esto se venía incubando desde hacía unos años.
Según el historiador de música Ian Christe su definición provendría del lenguaje hippie; heavy sería un sinónimo de potente o profundo y metal describiría un estado de ánimo como la pesadez. En ese sentido la palabra heavy haría referencia a las bandas que tocaban con una amplificación mayor a lo que interpretaba la música popular de mediados de los sesenta. En cuanto a su contexto musical las primeras referencias al heavy metal sería el álbum debut de Iron Butterfly llamado precisamente Heavy, y su primer uso en las letras de una canción sería en Born to Be Wild de los estadounidenses Steppenwolf, publicado en 1968.
Por otro lado, el primer documento escrito que utilizó el término para identificar a un tipo de música rock apareció en una revisión de la revista Rolling Stone, cuyo autor fue Barry Gifford. Dicha revisión se escribió el 11 de mayo de 1968 y trató sobre el disco A Long Time Comin’ de la banda The Electric Flag donde Gifford comentó: “Nadie que haya escuchado a Mike Bloomfield —como cantante o instrumentista— en los últimos años esperó algo como esto. Esta es una nueva música soul, la síntesis del white soul y el rock heavy metal”.
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