Death Valley Junction aparece de la nada, en mitad del desierto, tras cincuenta kilómetros en coche desde el pueblo más cercano, Pahrump, en la frontera de California con Nevada.
El edificio que resalta entre todos los demás es el Amargosa Hotel, que, como no podía ser de otro modo, David Lynch utilizó como localización de la que es su obra maestra y uno de sus filmes más perturbadores y misteriosos, Carretera perdida (Lost Highway, 1997). Lynch convirtió el Amargosa en el Lost Highway Hotel, cuyo exterior, pero también su peculiar interior, de pasillos largos y tenebrosos, aparece en varias ocasiones en la película: primero, como parte de una ensoñación que tiene el joven Pete Dayton, y también más tarde, cuando el personaje encarnado por Bill Pullman se adentra en dicho hotel para descubrir a Renee, su esposa, haciendo el amor con Mr. Eddy (Dick Laurent), a quien posteriormente saca de la habitación 26 a punta de pistola para matarlo en pleno desierto. Carretera perdida, con su estructura circular, sus personajes duplicados y sus digresiones oníricas, no puede catalogarse de forma clara como una road movie —tiene mucho de cine negro, aunque en definitiva es totalmente inclasificable—, pero sí que contiene cierta fascinación por la iconografía de este tipo de filmes: la carretera de noche, los faros de los coches, las líneas de la carretera, el desierto, los moteles…
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