En 1969 Brian Jones —de los Rolling Stones— murió misteriosamente en una piscina a los 27 años, una edad que se convertiría en el centro de uno de los capítulos más trágicos y perdurables de la mitología del rock ‘n’ roll. Después de todo, el entonces recientemente redescubierto ícono del Delta Blues de la década de 1930, Robert Johnson, había muerto a los 27 años después de vender su alma al diablo a cambio de su talento en el Crossroads, como dice la leyenda.
Conocido como el Rey del Delta Blues, las grabaciones de Johnson entre 1936 y 1937 muestran una notable combinación de talento para cantar, tocar la guitarra y componer canciones —a pesar de haber dejado grabadas solamente 29, influyeron en varias generaciones de músicos. Es considerado el abuelo del rock and roll por la influencia ejercida de su música en grandes intérpretes del género. Su locución, la originalidad de sus canciones y su estilo de tocar la guitarra han marcado a una gran gama de músicos considerados leyendas, entre ellos: John Fogerty, Bob Dylan, Brian Jones, Johnny Winter, Jimi Hendrix, The Yardbirds, Led Zeppelin, The Allman Brothers Band, The Rolling Stones, Slash, Queen, The White Stripes, The Black Keys, The Band, Neil Young, Warren Zevon, Jeff Beck, Nick Cave o Eric Clapton. Este último dice que Johnson es “el más importante músico de blues que haya vivido”.
El “27 Club” pasaría a incorporar a leyendas como Jim Morrison, Janis Joplin, Jimi Hendrix, Alan “Blind Owl” Wilson, Ron “Pigpen” McKernan y, más tarde, Kurt Cobain. En 2011 Amy Winehouse se unía a esta macabra lista. Tres años antes, ella habría expresado el temor de morir joven a su asistente personal, Alex Haines. Aunque quizá también influyera el hecho de que, también según Haines, la cantante gastaba una media de 5.000 dólares semanales en drogas.
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