Al oeste del Área 51, situado a lo largo de la Ruta Federal 95, se encuentra el pueblo semiabandonado de Goldfield. Como su propio nombre indica, se trata de un antiguo asentamiento minero que prosperó alrededor de la explotación y extracción de las ricas vetas de oro encontradas en el área circundante. En su momento álgido, en la primera década del siglo XX, Goldfield contaba con cerca de veinte mil habitantes. Un siglo después, Goldfield es una población fantasma que no tiene más de doscientas personas en su censo.
El abandonado Goldfield Hotel, situado en la calle principal, fue inaugurado en 1908, pero se ha mantenido desocupado desde la Segunda Guerra Mundial. El local acristalado situado en los bajos, haciendo esquina, es una de las localizaciones más reconocibles de una road movie de culto, el clásico de los setenta Punto límite: Cero (Richard C. Sarafian, 1971).
El protagonista de Punto límite: Cero — Vanishing Point es su título original—, Stanley Kowalski, es un expiloto de carreras que, en escasas horas, tiene que llevar un vehículo —un clásico Dodge Challenger blanco de 1970— de Denver (Colorado) a San Francisco (California).
El largometraje se transforma en una vertiginosa carrera en la que Kowalski es perseguido y gradualmente cercado por policías y demás fuerzas del orden. El trayecto es narrado por Super Soul, el locutor de una radio clandestina que acompaña y anima a Kowalski pinchando clásicos de la música negra y elaborando arrebatados discursos antisistema. Radio KOW, que así se llama la emisora clandestina, está situada en los bajos del Goldfield Hotel, y es desde este lugar abandonado desde el que Super Soul lanza cargas de profundidad contra la autoridad, lo que convirtió al filme en obra de referencia para la contracultura estadounidense.
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