Los colores de la bandera de Arizona resumensu belleza natural: amarillo y rojo por sus impresionantes atardeceres, azul en recuerdo del río Colorado. El Colorado es también el responsable de su principal atracción turística, el Gran Cañón, uno de los espectáculos naturales más sobrecogedores de EEUU. Y Arizona tiene uno de los tramos más pintorescos y mejor conservados de la Ruta 66.
Sin embargo, Arizona es mucho más que el Gran Cañón, sobre todo en el terreno cinematográfico. Es curioso cómo uno de los monumentos naturales importantes de EEUU no ha tenido un papel tan relevante en la gran pantalla como, por ejemplo, maravillas menos espectaculares como las cataratas del Niágara o el monte Rushmore, convertido en icono fílmico por la secuencia final de Con la muerte en los talones (1959) de Alfred Hitchcock.
En el cine, Arizona es recordada, más que por el Gran Cañón, por sus paisajes desérticos y sus carreteras polvorientas, las que vemos tanto en Raising Arizona (Ethan y Joel Coen, 1987) como en gran parte de Easy Rider (Dennis Hopper, 1974) o Carretera asfaltada en dos direcciones (Monte Hellman, 1971). Arizona tiene algunos de los tramos más largos y mejor conservados de la histórica Ruta 66, que incluyen además algunos de los lugares más celebres de la Mother Road: pueblos que parecen parques temáticos, como Seligman o Winslow, y atracciones de carretera tan turísticas como el Jack Rabbit Trading Post. En Tucson, hogar de los Old Tucson Studios, se rodaron algunos de los más clásicos, obras maestras como Río Bravo (Howard Hawks, 1959) o Winchester 73 (Anthony Mann, 1950).
Para acabar este breve repaso a la presencia de Arizona en el cine, cabe comentar que Alfred Hitchcock eligió Phoenix, la capital estatal más calurosa de EEUU, como la ciudad de la que huye Marion Crane, la secretaria ladrona que encontrará un trágico final en el Bates Motel de Psicosis (Alfred Hitchcock, 1960).
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