Santa Monica Boulevard atraviesa Beverly Hills, uno de los barrios más exclusivos de la ciudad y al que pertenece Rodeo Drive, una calle dedicada a las boutiques de alta costura. En Pretty Woman (Garry Marshall, 1990), Vivian Ward —la prostituta interpretada por Julia Roberts en el papel que la lanzó al estrellato— recorre algo cohibida Rodeo Drive para comprarse un vestido de noche y es, en una de sus lujosas tiendas, donde unas vendedoras estiradas la humillan. Los turistas y fans de la pelicula se agolpan hoy en día frente a la fachada del Regent Beverly Wilshire (9500 Wilshire Boulevard, en Beverly Hills), el hotel en el que Roberts y Richard Gere viven su peculiar romance.
Pero lo que deberías saber es que el guión original nada se parecía a la almibarada película que se rodó y presentó a los espectadores. En el libreto original el personaje de Roberts, la prostituta Vivian Ward, iba a ser una drogadicta maleducada y con mal carácter. Lo mismo ocurría con el de Richard Gere, el elegante millonario Edward Lewis, un hombre guapo pero horrible y también malhumorado, muy alejado del príncipe azul que se presenta en la película.
Las diferencias se van acrecentando en el final de la película. El guion original de Pretty Woman contaba con un desenlace bastante sórdido y muy alejado del final de cuento protagonizado por Gere y Roberts.
En el guión original Edward y Vivian salen del hotel juntos en una limusina, primero para viajar desde Beverly Hills hasta Hollywood para dejar a Vivian en las calles y luego hasta el Aeropuerto Internacional de Los Ángeles para que Edward vuelva a Nueva York.
Y la despedida entre prostituta y millonario no es ni mucho menos romántica. Vivian desata su ira por tener que devolver el abrigo de pieles que era de alquiler. A lo que hay que añadir la gran rabieta final que llega cuando es consciente de que Edward se va de nuevo con su novia a Nueva York.