La calidad ante todo. No es un eslogan, es lo que tenían por bandera los miembros de la Creedence Clearwater Revival. Tuvieron la suerte de tocar en el mítico festival de Woodstock, y los asistentes la misma fortuna de disfrutar de su música. Pero los Fogerty no quedaron nada contentos con su actuación. Les tocó después de Grateful Dead, con todo el público puesto de ácido hasta las cejas. Y no se gustaron nada de nada, aunque nadie lo recuerde gracias al puestazo general. Intentaron que no quedaran pruebas de su aportación, prohibiendo el uso de su concierto para cualquier tipo de promoción posterior al festival. Ni en la banda sonora, ni en la película, ni en nada.
Como la promotora se pasaba sus demandas por el forro —normal cuando tienes un contrato firmado que te da derecho a hacer lo que quieras— se aseguraron el anonimato pidiendo unos royalties que ni Paul McCartney. Haciendo la cuenta de la vieja, el grupo se llevaba casi toda la ganancia de la venta de los discos, así que no se les incluyó en nada posterior al mítico barrizal. Eso sí, hasta 2009, que sacaron una edición 40 aniversario, en la que ya se puede ver una parte de la actuación de la Creedence. O de repente vieron que no había salido tan mal, o hacía falta dinero…