El 27 de noviembre de 1965, una banda de San Francisco llamada The Warlocks interpretó una de las primeras “pruebas ácidas” del gurú de la contracultura Ken Kesey. Experimentaron con grandes dosis de LSD y marihuana en actuaciones en directo, buscando recrear y alimentar las sensaciones que les producían estas drogas alucinógenas, y así engendraron el movimiento hippie. The Warlocks se convirtieron en Grateful Dead y las pruebas con el LSD dieron origen al rock psicodélico.
El auge del género se vivió en Reino Unido —pero sobre todo triunfó en Estados Unidos— en la segunda mitad de los años 60. Para ello utilizaban nuevas técnicas de sonido y algunos incluían instrumentos de la cultura hindú. Pretendían potenciar e inducir los mismos estados alterados de consciencia que les provocaban las drogas psicotrópicas a través de la música. Al tomar como base la música rock, mucha de la experimentación en los sonidos se hizo a través de pedales de guitarra como el característico “wah wah” de Jimy Hendrix.
Algunos artistas lo hicieron desde una vertiente más desenfadada y lúdica, mientras que otros lo hicieron desde una especie de “pseudochamanismo”, porque consideraban que estos estados inducidos de consciencia eran una nueva forma de conocimiento.
El origen de la psicodelia como fenómeno cultural —antes que fenómeno musical de masas— se ubica en los años 50 en Estados Unidos en lo que se llamó “Generación Beat”. Escritores como Kerouac o Ginsberg rechazaban en sus obras los valores clásicos estadounidenses y hacían apología de una forma de vida contracultura en la que las drogas alucinógenas y la libertad sexual tenían cabida.
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