Hoy nos vamos a desviar un poco de la Ruta, pero merece la pena echarle un ojo a las Montañas Rocosas y los conocidos como “valles monumentales”.
Colorado y Utah condensan algunos de los paisajes más asombrosos de la geografía norteamericana, vistos en innumerables westerns. Colorado es el estado de las Montañas Rocosas y su paisaje alpino se caracteriza por picos cubiertos de nieve, lagos cristalinos, bosques de pinos y encantadores pueblos de montaña. Utah tiene una altísima densidad de parques naturales: Arches o Canyonlands parecen salidos de otro planeta, pero el que ocupa un lugar especial en el corazón de todo cinéfilo es Monument Valley, la patria de John Ford (1894-1973).
Con una carrera profesional de más de 50 años, en la que participó en casi todas las facetas del arte cinematográfico antes de dedicarse a la dirección, Ford dirigió más de 140 películas, muchas de ellas de cine mudo, y está ampliamente considerado uno de los cineastas más importantes e influyentes de su generación.
La diligencia (1939), Las uvas de la ira (1940), Qué verde era mi valle (1941), Pasión de los fuertes (1946), Fort Apache (1948), Río Grande (1950), El hombre tranquilo (1952), Mogambo (1953), Centauros del desierto (1956) o El hombre que mató a Liberty Valance (1962) son títulos imprescindibles cuando se cita a John Ford.