Guijuelo —de donde viene esta denominación de origen— dispone de un clima único e ideal para la curación. Sin duda, aquí radica uno de los grandes secretos. Los inviernos largos, fríos y secos, unidos a los vientos de montaña permiten que se requiera menos sal para la curación de la carne y exprese mejor su sabor natural. Por otro lado, los veranos calurosos provocan un mayor infiltrado de la grasa en la carne, dando lugar a un sabor característico de la denominación de origen Guijuelo.
¿Sabías que los cerdos de bellota viven toda su vida en libertad y disfrutan de las mejores montaneras? La carga ganadera máxima es un cerdo por hectárea. El ejercicio que desarrollan les proporciona paquetes musculares bien conformados y abundante grasa infiltrada.