La ciudad de Marfa (Texas) es conocida por dos elementos bien diferentes entre sí. Por un lado, la completa colección de arte minimalista que se encuentra en la Fundación Chinati, creada en los setenta por el artista Donald Judd. La fundación esta abierta al público, pero solo se puede acceder a ella a través de una visita guiada que muestra la colección, que incluye impresionantes esculturas de arte contemporáneo situadas al aire libre, en el jardín.
Por otra parte, las “luces de Marfa” atraen cada año a miles de amantes de lo sobrenatural. Estas misteriosas luces, descritas como “flotantes” y de diversos colores, aparecen varias veces al año en una zona montañosa cercana a la ciudad. Las explicaciones van desde lo más racional —un espejismo provocado por las altas temperaturas— hasta lo más esotérico —espíritus, brujas o extraterrestres—. Marfa es una ciudad texana del todo inusual por varios motivos, entre los que se encuentran su aire bohemio y su escena artística —tiene más de una docena de galerías—, así como la posibilidad de encontrar una librería alternativa y una cafetería en la que sirven zumos orgánicos.
Por cierto, sus paisajes sirvieron para ambientar No es país para viejos (Ethan Jesse Coen, 2007), por la que Javier Bardem obtuvo el Oscar a mejor actor.
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